Ya lo comentamos hace un tiempo, y, afortunadamente para nuestros mares y planeta en general, la cosa va en serio, muy en serio. Varios periódicos y y medios de comunicación se hacen eco de la noticia casi a diario. Así que vamos a seguir aportando detalles para que el día de mañana, que ya está aquí, no tengamos ninguna duda respecto a esta nueva norma.

Llega el agua del grifo gratis obligatoria en bares y restaurantes

Dispensadora de agua para hostelería

 

 

Uno de los objetivos esenciales de esta norma es reducir la contaminación por plásticos y por ello se incorpora la gratuidad de agua del grifo en jarras en las cafeterías, bares y restaurantes que además deberán cobrar un precio por cada vaso y tapa del café para llevar.

Pese a esta obligatoriedad, en todo caso se podrá optar por agua embotellada aunque el abandono de basura en el medio ambiente conllevará multas de entre 1.000 euros y dos millones de euros, según su gravedad.

Así consta en el anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos contaminados que el Consejo de Ministros estudiará y previsiblemente aprobará junto a la Estrategia Española de Economía Circular, para iniciar así su tramitación.

El texto establece limitaciones a los plásticos de un solo uso, restricciones a su introducción en el mercado y obligaciones de información al consumidor y medidas como la recogida separada de botellas de plástico.

Residuos municipales

España recicla poco más del 46% de sus residuos urbanos y el anteproyecto fija objetivos para aumentar esas pobres tasas. Establece que en 2025, el 55% de los residuos municipales generados deberán reciclarse o reutilizarse. En 2030, el 60%, y en 2035, el 65%. Los sistemas de recogida separados son fundamentales para lograr esas metas. El texto de la norma establece que todos los municipios de más de 5.000 habitantes deberán tener antes de 2022 recogida separada de los biorresiduos (es decir, los contenedores marrones de orgánica que ya tienen implantados algunas localidades); los pueblos de menos de 5.000 habitantes tendrán hasta 2024.

Sistema de retorno de envases

La norma establece que el 77% de las botellas de plástico que se pongan en el mercado tendrán que recogerse separadamente en 2025. En 2029 se deberá llegar al 90%. Ligado a este apartado —aunque incluye otros materiales como el aluminio— el anteproyecto abre la puerta a la implantación de sistemas de depósito, devolución y retorno (como las máquinas que se emplean en muchos países europeos que devuelven unos céntimos al consumidor por cada envase retornado). Sin embargo, el ministerio aún no ha decidido si impondrá este sistema o si lo dejará solo a elección de los productores y grandes superficies. Esto se decidirá en un futuro real decreto previsto también para el primer semestre de 2021.

Envases de comida para llevar

El texto fija restricciones para los envases de plástico y recipientes de un solo uso de alimentos para consumir en restaurantes y para llevar a los domicilios. A partir de 2023 dejarán de ser gratuitos y el precio de cada elemento deberá constar en el ticket de venta. Además, se deberán ir eliminando paulatinamente hasta llegar a una reducción del 70% en 2030 respecto a los niveles de 2022. Para ello, se deberán fomentar alternativas reutilizables y materiales que no sean plásticos.

Pajitas y cubiertos

El anteproyecto recoge la prohibición de la venta de varios productos de un solo uso a partir del 3 de julio de 2021. Se trata, según establece la normativa europea, de los bastoncillos de algodón, cubiertos, platos, pajitas y agitadores de bebidas, palitos para sujetar globos y recipientes y vasos para alimentos y bebidas hechos de poliestireno expandido, incluidos sus tapas y tapones. La norma española va un paso más allá que la directiva europea y veta también los cosméticos y detergentes que contengan microplásticos añadidos intencionadamente, algo reclamado desde hace años por las ONG ecologistas por los importantes daños que causan al medio ambiente estas minúsculas partículas.

Destrucción de excedentes

La futura ley prohíbe a partir de 2021 la destrucción de los excedentes no vendidos de productos no perecederos, como textiles, juguetes y aparatos eléctricos. Y a partir de 2025 deberá existir un sistema de recogida separada de la ropa usada.

La norma también intenta abordar el desperdicio alimentario con medidas para reducir estos residuos. Y establece los criterios para que determinados desechos pueden utilizarse de nuevo.